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jueves, 23 de febrero de 2023

Los adolescentes en internet, cómo controlar y tutelar su actividad en la red

Con cierta frecuencia podemos ver en los medios de comunicación noticias sobre casos de adolescentes que han sufrido algún tipo de acoso en Internet. No es por lo tanto extraño que lleguemos a preguntarnos sobre la circunstancia de si nuestros hijos pueden estar en peligro o si los casos de los que tenemos noticias son situaciones excepcionales. La cuestión final es si realmente nuestra supervisión puede paliar y disminuir los riesgos que realmente existen.

Con este artículo pretendemos informar sobre las actividades que desarrollan los adolescentes españoles en Internet y como los padres podemos ser capaces de controlar o tutelar dicha actividad de una manera adecuada. Ciertamente este artículo poco o nada tiene que ver con los el registro de dominios de Internet, pero su importancia y trascendencia nos ha llevado a escribirlo.

Hábitos comunes de los adolescente en Internet

La utilización de la red por los adolescentes no se diferencia tanto de la de los mayores. Las páginas que más visitan unos y otros son las más populares para ambos. Aunque pensemos que muchos de ellos solo pierden el tiempo, existen diversos estudios que señalan que esto es simplemente un tópico y que los adolescentes pasan mucho tiempo navegando navegar para realizar sus tareas escolares.

¿Dónde usan Internet? Los lugares preferentes de acceso a Internet son la propia casa y en una estancia de uso común, aunque también son muchos los que lo hacen desde su propia habitación.

¿Qué hacen en Internet? Fundamentalmente lo que hacen de forma preferente los adolescentes en internet es ver vídeos y visitar redes sociales, incluso antes de cumplir la edad mínima. Antes de los trece años juegan más a videojuegos, frente a después que prefieren las aplicaciones para comunicarse entre ellos.

¿Cómo acceden a Internet? El ordenador de sobremesa o bien el portátil es el dispositivo de acceso más utilizado por la gran mayoría de adolescentes. No obstante, actualmente el móvil va escalando posiciones y su uso aumenta a medida que van creciendo.

Redes sociales y adolescentes

Todos los padres sabemos que interactuar con las redes sociales es una de las actividades favoritas de nuestros hijos. En este sentido cabe señalar que el registro de menores de 14 años no está permitido en las redes sociales.

Instagram, TikTok y Snapchat son actualmente las redes sociales más frecuentada por los jóvenes españoles, y desde ellas presumen en ser realmente escrupulosos y utilizar muchos recursos en la detección de registros falsos. Facebook también utiliza diferentes fórmulas para que nuestros hijos no puedan registrarse de forma prematura. No obstante, en nuestra opinión es bastante sencillo saltarse esos filtros, por lo que si realmente queremos evitar que nuestros hijos utilicen las redes sociales antes de tiempo lo mejor es que estemos atentos y no nos fiemos de los recursos utilizados por las propias compañías.

Obviamente como padres siempre podremos solicitar a la red social en cuestión la baja de nuestros hijos una vez que hayamos detectado su participación en la misma.

Adicción a Internet

En este sentido tampoco hay que sobredimensionar el riesgo de que nuestros hijos sufran adicción a la red. Determinados estudios, como los realizados por EU NET ADB Consortium, cifran en tan solo un 1,2 % el número de adolescentes que presentan un cuadro claro de adicción a internet, aunque también es cierto que aproximadamente un 13 % presenta disfunciones y riesgo de sufrirlo.

Nuestro consejo es que si alguna vez detectáis indicios preocupantes de adicción a Internet en vuestros hijos, pidáis ayuda especializada a organizaciones como Protégeles, que a través de su línea nos pueden dar las pautas a seguir para prevenir este tipo de problemas.

Delitos contra menores en la red

Los medios de comunicación dan gran relevancia a los delitos contra los menores cuando se producen en Internet, sin embargo no son los más representativos ni los de mayor incidencia. Los delitos que se producen con mayor frecuencia en la red son los fraudes, que están muy por encima de los relacionados con menores.

Si bien es cierto que los delitos contra menores tienen mayor visibilidad, creando una mayor alarma social, y siendo este un motivo suficiente para que la policía le otorgue una mayor prioridad y reciban una respuesta contundente por parte de la misma.

En nuestra opinión lo fundamental es insistir en la formación de las personas que trabajan con menores para que conozcan las pautas que deben seguir y de esta manera puedan manejarse con soltura en Internet, un medio que con frecuencia controlan mejor los menores que los propios adultos encargados de su tutela.

Los padres no dominan Internet

Por lo general son muchos los padres que no dominan el medio. ¿Qué podéis hacer si este es vuestro caso?

Realmente la situación está bastante controlada y, por ejemplo, los casos de ciberacoso son muy pocos, aunque se magnifica su incidencia. Nuestro consejo para aquellos padres que no conocen bien Internet es aplicar el sentido común, de manera que deben conseguir que sus hijos no hagan en la vida virtual lo que no hacen en la vida real. Para ello debe bastar llevar un pequeño control de la actividad en Internet de nuestros hijos, marcando horarios de uso (tiempo máximo que puede estar en Internet y las horas a las que pueden conectarse) y unas pocas normas adicionales, con esto ya se consigue solventar la mayoría de los problemas que puede implicar el uso de Internet por los adolescentes.

Si tenemos la sospecha de que nuestros hijos tengan una actividad inadecuada en Internet, o si detectamos que algo raro ocurre, entonces podremos realizar un control más exhaustivo y utilizar filtros de contenidos. Pero tampoco debemos volvernos locos pensando que sus hijos están haciendo algo malo en la red.

Legislación de protección a los menores

Muchos padres seguro que en este punto se estarán haciendo la pregunta de si la legislación española es la adecuada para proteger eficazmente a nuestros hijos. Lo cierto es que poco a poco Internet se va regulando. Entre otras cosas ya se recogen delitos como el de xenofobia, independientemente del medio en que se exprese.

El problema real existe con aquellas cuestiones en las que hay un límite muy fino entre lo legal y lo ilegal, como la apología de la anorexia, los contenidos violentos, el auxilio al suicido, etcétera. Es en este punto donde las actuaciones de la policía son sobre todo de carácter preventivo, como puede ser la retirada de dichos contenidos de la red. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones las páginas están alojadas en servidores de hosting de otros países y resulta muy complicado intervenir aun cuando estén violando la legislación española e internacional.

En conclusión, saber valorar qué amenazas reales existen y cuál es el modo más eficaz de que nuestros hijos lidien con ellas no es asunto baladí. La mayoría de los padres mostramos altos niveles de preocupación ante la posibilidad de que nuestros hijos puedan acceder a contenidos con material sexual explícito, violentos, intolerantes o racistas en Internet, o a que en la red entren en contacto con acosadores o pedófilos. Por eso debemos marcar a nuestros hijos unas reglas de uso de Internet, siendo recomendable que sean ellos mismos los que se hagan responsables del asunto. Para ello deberemos, sin meterles miedo, hablarles sobre las webs que deben evitar y el tipo de personas y comportamientos que deben rehuir (estableciendo claramente las consecuencias de no seguir esta norma), aconsejarles sobre un uso seguro de la red (señalando que deben evitar dar datos personales, contraseñas o información que cualquiera pueda utilizar para hacernos daño, o quedar con alguien que no conozcan) e indicarles que hacer si les ocurre algo inquietante dentro de la misma.

Solo cuando la situación parece descontrolada puede ser recomendable utilizar programas de control parental (que bloquean el acceso a determinadas webs o programas), revisar el historial de navegación para conocer las páginas que han visitado, o espiar los mensajes de mensajería instantánea o de email.

En suma, educarles para su vida en Internet no es muy diferente a educarles para que sepan desenvolverse en la vida.

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